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lunes, 4 de enero de 2010

LA MALDICIÓN DE LA MAR. LA MALDICIÓN DEL FUMADOR PASIVO.












La mar, en La Manga, aquellos días, estaba en calma, planchada, como nunca antes en mucho tiempo lo había estado. Él disponía de varios días de vacaciones por delante. Pero la maldición de un constipado, generado de resultas de las fiestas de Noche vieja, de nuevo le iba a impedir bucear aquellos días que le quedaban.
El ambiente de locales cerrados con aire acondicionado, donde una multitud de gente se reunía durante muchas horas de la madrugada, soltando humo de sus cigarrillos, hizo estragos en su organismo. La noche vieja sentenció con rotundidad la imposibilidad de poder practicar la pesca submarina los días que le restaban para acabar sus largas vacaciones.
Durante los primeros días de aquellas vacaciones, en que él se encontraba en perfectas condiciones físicas, la mala mar y el mal tiempo le jugaron la mala pasada de impedirle bucear la mayor parte de sus días de vacaciones previos a la Noche Vieja. Ahora, que estaba él enfermo, la mar estaba en perfectas condiciones.
Aquello mas bien parecía una burla del destino. Una maldición que le impedía disfrutar de sus vacaciones. No habían pasado ni siquiera un mes desde que tuvo que pasar casi tres meses sin poder bucear por culpa de una maldita alveolitis. Y ahora llega el constipado cogido en Noche Vieja y primero de año.
Mal empezaba el año 2010. Los idus de su mala racha se habían trasladado a la nueva década que acababa de comenzar.
No quería ser pesimista, pero pensaba que, o las cosas cambiaban o tendría que pedir el libro de reclamaciones a alguien.
Pensó que cuando llegasen las próximas vacaciones se metería en una burbuja de cristal para que ningún virus, ni bacteria pudiese mermar sus condiciones físicas y así poder disfrutar plenamente de sus días libres buceando.
A la mayoría de la gente le importaba un pimiento perder la salud fumando o soltando humo multitudinariamente en ambientes cerrados, en los que el aire acondicionado introducía a presión en los no fumadores todas las miasmas de los fumadores.
Maldita ley antitabaco, cuando llegue, si llega a prohibir fumar en los lugares públicos, para él ya sería tarde. Estaba echo una caca de la vaca. Maldecía su mala fortuna, la burla que el destino le deparaba.
Se vengaría de aquella faena pensó. Cuando lograse meter la cabeza bajo el agua ya no la sacaría. Bucearía días y días sin parar. Porque donde mas seguro, mas sano y menos riesgo existía para él solo podía ser bajo la mar. Esperaba que esta le fuese propicia.


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